lunes, julio 12, 2004

De Cosas Sucedidas a Don Pisote El Fin De Semana y Otras, Que No Hay Mas Que Ver

En este capitulo de hoy trataremos las desventuras de Don Pisote, un fin de semana del mes de Julio, de como el viernes salió como si fuese el ultimo día de su vida, y de como se enamoró perdidamente del poeta Miguel Hernández, el apadrinado de Pablo Neruda.

Corría pues la tarde del viernes cuando nuestro alegre caballero pasaba la tarde lleno de miedos, en su mente planeaban los recuerdos de la noche anterior, la supuesta primera y ultima noche del verano, una noche marcada por el sexo, la soledad y el alcohol, una ultima noche en la que la vuelta a casa sugería un "hasta aquí ha llegado el verano", un sentimiento de que la ultima noche pudo ser mas espectacular, ese viernes, por la cabeza de Don Pisote solo había un deseo, que hubiese una oportunidad mas, una ultima noche para un penoso verano que se le aproximaba. Y su deseo se hizo realidad, cuenta nuestro narrador, que aun sin creerlo mucho Don Pisote salió de casa muy arreglado, hasta perfumado, y que los comienzos de la noche fueron desalentadores, solo una noche mas, condenado a un par de whiskies, pero lo que parecía una noche demasiado tranquila fue tomando cuerpo poco a poco, nuestro caballero se encontró con su mejor amigo, y otros caballeros de distinta condición, y a partir de ahí comenzó una noche de alcohol, risas y excesos, nuestro caballero termina la noche en un templo disco de reciente creación, decorado estilo años setenta con reminiscencias orientales, según se desprende de la prensa local, que a ojos de nuestro caballero se reduce a una discoteca reformada, decorada de forma cuidada, donde lo que mas impone allí son los de seguridad, pero no por su aspecto rudo, sino por ser gente mas o menos conocida, con un morbo que asustaría hasta al mas tierno fan de caperucita roja. A todo ello se junta la graciosa forma que tuvo nuestro caballero de entrar en dicha sala donde en un principio se presupone un cierto glamour para acceder, y no tuvo mas que hacer nuestro Don Pisote que ir acompañado de un amigo miembro de las fuerzas de seguridad del país, para que el propietario de la discoteca saliese a su encuentro y con gestos de alegría los recibiese y los dejase entrar sin abonar el no escaso importe de la entrada.

La ultima noche había terminado, y lo que dolía en el corazón de nuestro joven hidalgo, no era mas que perderse cada uno de esos momentos de amistad y noche que quedarían por pasar aquel verano de 2004.

El sábado fue radicalmente distinto, Don Quijote sabia ya su destino, que no era otro mas que trabajar, y es que como a el le enseñaron, el que algo quiere algo le cuesta, y así transcurrió ese día, mentalizándose de que el verano finalmente había llegado, y con él, el trabajo.

Cumpliendo con sus quehaceres, que en verano no son mas que un castigo sin salir, un trabajo que le permite a uno dormir, ver la televisión, e incluso estudiar, que lo único que hace es martirizar mentalmente a nuestro caballero, mas por lo que se pierde que por lo que realmente hace. Viendo la televisión descubrió Pisote la vida, y parte de la obra de Miguel Hernández, el poeta cabrero, que falleció en 1942 en una cárcel franquista, ¡Ay Franco, todo lo que nos has robado y a la vez, indirectamente todo lo que nos has dado! ,no se vea esta frase como un halago hacia Franco, pero como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga, y gracias a el tenemos hoy en día una serie de escritores, pintores y otro tipo de autores contrarios al régimen que nos han dejado una obra digna de admiración, véase un pequeñísimos fragmentos de la Elegía a Ramón Sijé:


(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como el rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.)

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


Resulta que Don Pisote es en el fondo, pese a la armadura un nostálgico, y entre las líneas de Miguel Hernández lee el muy Pisote, una elegia por alguien que ya no está aquí, y a quien nunca pudo componerle una.

Este es Miguel Hernández, en un retrato que le hizo en la prision de Madrid el todavia ignoto Buero Vallejo:





El que este interesado en la obra de Miguel Hernández , este autor que fue apadrinado en su día por Pablo Neruda, puede consultar esta perla de pagina (donde hay una seccion con su correspondencia con otros autres de la epoca, sus amigos o familia) sobre el poeta que tan joven se nos fue, y que tan comprometido estuvo con su país, su republica, y sobretodo, como nuestro caballero, con sus amigos.

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