Never Let Me Down Again

Pasan tan solo unas escasas horas desde la hora H, sigue lloviendo a cantaros, como si el cielo llorase lo que no he podido llorar yo hoy, y ganas no me han faltado, de hecho he llorado, poco, pues me quedan cada vez menos lágrimas.

Todo se ha cumplido según lo previsto, yo sabia que era un suicidio del amor, y ojo, digo suicidio, por que yo sabia el final, pero un suicidio asistido, o inducido, no fui yo quien sirvió la cicuta que en estos momentos me envenena.

Ella sabia lo que yo quería, un abrazo, no era mucho pedir, y llevaba tiempo pidiéndoselo, todavía lo estoy esperando. Bueno, tampoco esa afirmación es del todo correcta, ya no espero nada.

He terminado por hundirme y por rendirme, pese a toda mi fortaleza, y pese a toda mi ilusión.

Todo comenzó bien, un tono frío al principio, una forma de romper el hielo graciosa, unas sonrisas, la misma complicidad de siempre de dos personas que se conocen desde hace mucho tiempo. Se entra en materia, y hasta resulta que se lleva bien, mi estomago que llevaba dos días quejándose deja de hacerse sentir, y una sensación de paz y tranquilidad me invaden.

La noto pese al tono distendido demasiado alejada, la esquina de aquel banco le quedaba pequeña y el apoya manos no le permite irse mas allá. Busco complicidad, busco recordar buenos momentos y sacar hierro a los momentos más duros. Aun así sigue sin funcionar... pero nos vamos de allí con un buen sabor de boca, la lluvia por el camino nos cala los huesos, decido irme caminando a mi casa, ella insiste en acercarme, le digo que necesito despejar mi cabeza, que ya está todo hablado, sigue sin ceder, y dice que necesita mas tiempo, tiempo para volver a ser persona, yo soy el culpable de que no sea una persona, la he anulado totalmente de la vida, pero no de la crueldad.

Decido irme, para no seguir escuchando, para que no me sigan hiriendo sus comentarios, por que en ese momento dejo de ser persona yo mismo, después de haberlo dado todo, después de ofrecerle toda mi amistad, todo mi cariño, toda mi ternura, todo mi amor y hasta casi toda mi alma... me hace responsable de todos sus errores, de ser ese monstruo de maldad incalculable capaz de hundir a mi pareja por el simple hecho de ver sufrir a los demás.

Ese es el comienzo de una nueva vida, el punto y final de algo muy bonito, pero que al igual que una mayonesa, con fecha de caducidad, que por muchos huevos que se le echen nunca conseguirás que te quede bien hecha. Ese momento de dolor infinito, el momento al que siempre has temido, el momento en que decides que no pintas nada, sin posibilidades, y cargado de odio..... sigo caminando hacia mi casa, bajo la lluvia, esa lluvia incesante que todavía ahora está cayendo.

Rompo con el pasado, envío varios sms descargando toda mi ira y despidiéndome, y como respuesta recibo varios "lo siento", "quería tiempo para empezar contigo desde el principio", ¿tiempo para empezar otra vez? A mi no me hace falta ni un solo segundo para darme cuenta de lo que he perdido, no me hace falta ni un segundo para volver, no me hace falta tiempo para darme cuenta que aun sufriendo solo sería feliz a su lado, no me hace falta tiempo para saber lo que quiero, porque en cosillas del amor a veces la cabeza nos ayuda, en otras sin embargo entorpece.

Y ahora aquí estoy, roto, llorando, con el estomago hecho trizas, fumando un cigarrillo tras otro, hundido y humillado, sin esperanza, igual que hace mas o menos 7 horas pero con cada vez menos amor que repartir.

Solo me queda una opción, tirar y para adelante que como se dice en mi tierra "todo ten remedio menos a morte".Y un futuro esperanzador, una vida en la que confío no estar solo para siempre, pero me refiero a solo solo, es decir, tener siempre a alguien, alguien que me escuche, alguien que me comprenda, alguien que esté siempre conmigo y a la vez me permita ser independiente, alguien como tu compañero, que lo das todo y no pides nada a cambio, o sencillamente, alguien que me dé ese abrazo que todavía estoy esperando.