¿TE LO VAS A PERDER?
Hace tres o cuatro días, cogí mi camara de fotos, y me propuse ser el mejor fotógrafo de ocasos, y el resultado no es malo, claro que lo que tenía delante, ayudaba mucho.
Una de esas tardes calurosas del mes de julio, salí de casa, a tomarme un café, y el cielo comenzaba a tornarse entre anaranjado y rojizo, no pude resistirlo, fui al único parque que tenemos en el pueblo, me senté en un muro que hay de contención de la playa, y me quedé obnuvilado viendo lo que tenía ante mis ojos.
No era el único, a mi lado una pareja de cordobeses grababa en video la puesta de sol, más allá, una chica con un libro de poesía, estaba ensimismada en ambas cosas, un poco más lejos, cuatro jóvenes, cargados con bolsas llenas de botellas, vasos y hielos, estaban pendientes del espectáculo.
Esperaba fotografiar una leyenda, la leyenda del rayo verde. Cuando éramos mucho más pequeños en el mundo que ahora, de vez en cuando nos parabamos a ver las puestas de sol, esperando que al final de todo, justo cuando el sol se escondía, en su último reflejo, apareciese el mítico "rayo verde", nunca lo llegamos a ver, pero esa tarde, estaba confiado que con mi objetivo plasmaría el mito, en píxeles.
Lo admito, no soy el mejor fotógrafo de ocasos, soy un aficcionado, y nunca llegaré a tener colecciones de rayos verdes como seguramente tengan los profesionales de las puestas de sol.
Me he conformado con sacar cerca de cincuenta fotos, todas muy parecidas, buscando desde distintos puntos de vista encontrar el rayo verde. Ahora simplemente abro la carpeta con las fotos de la puesta de sol, las pongo en modo presentación de diapositivas, y de fondo pongo música de Luar na Lubre, es una sensación casi tan parecida a la del fotógrafo que tiene la foto de su mito, pero resume en todo la melancolía que despierta esta tierra, la magia, las leyendas, las tradiciones, el paisaje, y la forma de ser de cada uno de los gallegos, que a veces, no apreciamos lo que tenemos, simplemente por no haber alcanzado el rayo verde.
2 Comentarios:
Ante vistas así merece la pena detenerse. El ajetreo de la vida diaria a veces nos impide darnos cuenta de lo que tenemos alrededor, y disfrutar plenamente de ello. Por eso, en las tardes muertas, no hay nada mejor que acercarse a contemplar tan bello espectáculo de la naturaleza. Yo espero encontrar algún día mi rayo verde particular. Y ojalá tu encuentres al tuyo. Levanta el culo y haz más fotos.
muy lindo post.
saludos
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